Te amo en el silencio
y sobran las palabras,
si acaso en unos versos
me das lo que me falta.
El néctar fabuloso
que cubre la distancia
en forma de latidos
que siempre me regalas.
Tus versos son las rosas,
la brisa y la resaca,
el campo y sus estepas
y el bosque de las hayas.
Me das la poesía
eterna y desnudada
por medio de tus letras
y dedos que me hablan.
Escribes bajo el cielo
llevando la mirada,
quizás al horizonte
y al sol que se levanta.
Escribes con tu sangre
un tanto alborotada,
queriendo que me digan
lo que, en tu pecho guardas.
Que ansías mi presencia,
igual que yo tu cara,
para besar tus ojos
y labios sin tardanza.
Que quieres, como quiero,
dejar en ti mi alma
y amarte, para siempre,
aquí y en la distancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/04/25