Anoche vi llorar a un duende azul
porque perdió una avariciosa apuesta
queriendo pagar con un tinto tul
fue de jesús la túnica modesta.
Sus acreedores no le creyeron
y entre risas su sentencia leyeron
danos a tu hermana solo una noche...
Lloroso huyo, sin rastro dejar.
Al rato que se me acerca un mormón,
cerdo limpio, con un lerdo sermón,
mis dudas áfilo sobre un mesón,
a las afueras, de un gris panteón.
En sus yemas colgó un falso panfleto
en el cielo servirá, cuál boleto...
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