En las tierras de Antioquia, donde el sol se asoma temprano,
el café fue el rey, desde tiempos de nuestros abuelos,
con la mano firme del paisa, sembrando esperanza,
cosechando el oro verde, que nos llevó al mundo entero.
Bajo el cielo de montañas, el oro brillaba en la tierra,
y el oro negro también, que en el suelo se encierra.
En el Bajo Cauca, los mineros se aferraban al metal,
mientras Medellín, pujante, crecía en cada portal.
Con fábricas y telares, la ciudad se hizo grande,
y el corazón de Colombia, en sus calles, palpitante.
El comercio y la banca, como ríos que no se cansan,
tejiendo el progreso en cada esquina que avanza.
Y hoy, aunque el café sigue siendo el alma que nos llama,
las montañas se llenan de tecnología y de nueva trama.
Antioquia, tierra de trabajo y lucha sin descanso,
teje su futuro con las manos de un pueblo que nunca se cansa.
JFAS 29-04-2025