JavierManjarres

Menos de lo que me gustarĂ­a

Desde que usted apareció,

mi vida siguió igual.

Las soledades no se hicieron

más llevaderas,

las noches no cambiaron

su mueca vacía.

 

Me despierto

como siempre:

triste,

hueco,

sin abrigo.

Mis rutinas son largas,

caminos sin destino.

Y las canciones:

cada una me tortura

de forma distinta.

 

Sin embargo,

cuando la veo,

algo en mí brinca:

el corazón y el cerebro,

al mismo tiempo,

saltan como niños

sorprendidos por la luz.

 

No abro la boca.

No le doy chance a la colisión

de sacar de mí alguna babosada

como que la quiero,

más de lo que esperaba,

pero menos

de lo que me gustaría.