Perdón si no te alcanza con mis musas,
ni ayer ni hoy te prometí dinero,
mi alma no se cambia con esmeros:
soy lo que soy, de frente y sin excusas.
No quiero postergar esta sentencia
ni que mi voz te suene como un ruego,
ni quiero disfrazar de hasta luego
un adiós que queda en evidencia.
Quien dice hoy, dice también mañana
y acumula deseos incumplidos
que van juntando polvo en la semana.
Por más que estés, yo sé que ya te has ido,
llevando todo el calor de nuestro nido,
dejando el corazón en la ventana.