Me siento y decido
que sean mis dedos
que al tiempo, dibujen,
trazando unos versos.
Que intenten la magia
de hacer algo nuevo,
sin trajes cautivos
ni posos revueltos.
Que no entren nostalgias
y vanos recuerdos,
que surja la risa,
con paz de los cielos.
Que dejen las aves
su canto primero
y anuncien la aurora
tras noche de invierno.
Que cubra la tinta
también el cuaderno
con fina escritura
que invite a leerlo.
Y luego, unos ojos,
verán estos sueños,
trazados con letras
y signos diversos.
No quiero medallas,
promesas ni premios,
escriban mis labios
en paz y en silencio.
Yo sé lo que guardan
y ocultan con celo,
y sé, por sus gritos,
que sueñan despiertos.
Poetas del mundo
venced a los miedos,
siguiendo el camino
de amar a los versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/04/25