Hernán Mejía Silva

LA MAÑANA

Ahora, con el cerebro congelado,

el delirio aún flotando,

y el canto del perro de al lado,

con el momento difuso,

y el discurso confuso,

riman las palabras extrañas,

cual si tuvieran viejas mañanas,

parecidas todas las mañanas,

en caos que se repite,

repite y compite,

por encontrar inspiración,

o al menos algo de paz,

o por lo menos resignación…

para soñar.