Aclaratoria: En Venezuela
llamamos yeso a la escayola
Ella va caminando con ojos tristes
y un yeso inmovilizando
su brazo derecho y su tristeza.
De su mano sana camina junto a ella
el hijo precioso, divino,
regalo de Dios innegable
el niño se mueve con ganas de protegerla,
como si el brazo roto es el suyo.
Es una mujer joven y bella,
un pantalón ajustado
muestra su esbelta cintura
y sus formas agraciadas
de fémina atractiva
para miradas masculinas.
¿Quién rompió su brazo
y estampó en su cara
esa tristeza añeja,
veterotestamentaria, infinita,
precolombina, antediluviana?
¿El padre del niño
que ya no es su pareja,
o su actual marido
que no es el padre del niño?
¿Un ladrón? ¿Un violador?
¿Un pariente maltratador
de esos que abundan
cómo sanguijuelas?
También podría ser el vecino
abusivo y malviviente
que la acosa por un asunto
de linderos no negociables
y de derechos conculcados
en base a la amenaza
y la violencia misógina.
En cualquier caso
es una mujer rota por dentro
se nota por fuera
en el envés de su alma
y en el anverso de su desolación.
OLLIN
27/04/2025