Sintió mi corazón un cosquilleo
mirando su figura tentadora;
que tiene la prestancia hechizadora
que enciende de pasión mortal deseo.
Emite con su magia centelleo
que lleva los encantos de la aurora;
y brilla con la lumbre cegadora
que arranca de ilusión febril deseo.
Por ello mi delirio desparrama
un lago de ansiedades sibaritas;
que porta pasional y fuerte llama
que evoca ensoñaciones infinitas;
y sueño que me ofrece con su flama
sus gracias tan sensuales y exquisitas.
Autor: Aníbal Rodríguez.