El verano del olvido,
las lágrimas ha secado,
y en el pecho ha marchitado
un viejo amor retorcido.
Que, con el tronco podrido,
hoy lo he arrojado en el fuego,
calcinando aquel apego
que el hacha volvió pedazos,
en cenizas, los abrazos,
y en humo, el último ruego.
✍️ Maikel Mendoza