Mentiras Verdaderas
Te mentiría si dijera que no pienso en ti a diario, que tu recuerdo no se cuela en mis pensamientos como una melodía suave en medio del silencio. Te mentiría si negara que hay algo en tu forma de mirar que me sigue desarmando, aun en la distancia, aun cuando ya no te tengo cerca. Porque aunque me convenza de seguir adelante, aunque repita que ya pasó, la verdad es que algo de ti vive en mí, y no quiere irse.
Te mentí cuando dije que ya no me importabas, que tus palabras se habían borrado de mi piel. La verdad es que cada letra tuya sigue escrita en mi memoria como un tatuaje invisible, como una promesa que nunca se cumplió, pero que aún se siente viva. No fui valiente para confesar cuánto me dolías, cuánto me faltabas, cuánto deseaba volver a encontrarte en cualquier esquina del destino.
También tú me dijiste mentiras verdaderas. Que no sentías nada, que era mejor dejarlo así, que no querías complicarte. Pero tus ojos hablaban otro idioma, uno que solo entendíamos tú y yo. Ese lenguaje sin palabras que se dice todo cuando se cruzan dos miradas que alguna vez fueron hogar.
Y así vivimos… entre mentiras que dolían por lo sinceras, y verdades que callamos por miedo. Pero si alguna vez vuelves, si el tiempo nos concede un suspiro más, te prometo no mentir más. Porque lo único realmente verdadero… siempre fuiste tú.