karonte

Eco del Pasado

No se puede confiar en lo que arrastra la sombra,
pues la memoria no olvida, y el tiempo no perdona.
Se teje la mentira sobre el polvo del olvido,
y en cada palabra dicha, el eco de lo no dicho resuena.

La desconfianza no es un capricho, sino un juicio
que el alma emite tras tocar el filo de la traición.
Cada paso, una huella que se borra y se reconstruye,
mientras el pasado, como un fantasma, persigue.

No son los ojos los que mienten, sino las manos calladas,
y cada gesto oculto construye murallas invisibles.
Es el peso del ayer lo que deja cicatrices
que la razón no alcanza a sanar, pero el alma recuerda.

No hay tregua para los que caminan sobre las ruinas,
pues el suelo se resquebraja bajo sus pies.
La confianza se diluye como agua en la arena,
y el alma, cansada, prefiere dudar antes que arriesgarse.

El pasado no es un peso, sino una sombra al acecho,
y no es la falta de fe lo que hiere, sino el temor
de que la historia se repita, como el viento que no cesa,
arrastrando con él todo lo que alguna vez creímos cierto.

Así, no es la oscuridad lo que temo, sino el reflejo
de lo que fuimos, de lo que aún arrastramos.
Y aunque la mente quiera olvidar, el alma no olvida
que la confianza es un suspiro que se deshace con el viento.