¿Cómo no lo voy a querer, al niño?
Así de espontáneo,
Así, como es...
Cuando nos reímos, más me encariño,
Si más se encariña, le fluye la risa.
En cambio yo, si más me encariño, simplemente lo miro, sin prisa.
¡De prisa o se acaba el momento!
El niño se ríe, su risa se refleja, hasta en los ojos.
Se ríe de bromas necias, espontáneas, que causan melodía.
Si se excede la melodía,
la cara, cual cereza, se le tiñe, ahora roja.
Cuando resuena, al fin siento que mi mente, del conflicto, del peso se despoja.