La Muerte guiñó el ojo
a una piedra en pleno vuelo;
atraparme era su anhelo,
pero no cumplió su antojo.
Que sin verla de reojo,
me moví y no presentía
el peligro que venía.
Dios me dio su protección,
pues tengo la asignación
de estar vivo todavía.
✍️ Maikel Mendoza