IV: EL INVIERNO
Hace frío, sin abrigo y la vejez silenciosa.
Piel y barba blanca de nieve en hacha de leña,
la última etapa de la vida ya nada misteriosa:
desierta carretera blanca convertida en hogareña.
Hogareño, frío, invierno dueño del olvido
ya próximo, crece el tormento ya de la muerte
que a otra vida se pasa, se pierde lo más querido:
cierro los ojos de los vivos para ser ya una planta inerte.
Viaje definitivo hace del invierno un crucificado.
No todo se acaba, un Ángel nos abrazará con ojo vivo,
Dios está en esta divina unión a nuestro lado:
no hay dolor fiero, lo último es Dios su atractivo.
Marzo 2.025
NACHO REY