Armando G.

Popocatepetl e IxtacĂ­huatl

Cuenta la historia de un hermano país
existía el amor
entre un gran guerrero y la bella princesa.
 
El padre de ella
para demostrar su valentía y amor
puso a él duras pruebas.
 
Debía ir a la guerra y en cruentos combates
derrotar al enemigo más peligroso
trayendo como trofeo su cabeza.
 
El no sintió miedo que no se hace por el amor
seguido por sus soldados
salió en busca de la gloria a conquistar su amor.
 
Partió Popocatepetl,
por años en guerras cruentas combatió
al fin un dia triunfante regreso.
 
Cuál sería su sorpresa
su amor no lo esperaba
en la multitud sus rostro no encontraba.
 
   Solo encontró un túmulo
donde descansaba el cuerpo
de la mujer por la que lucho.
 
Lloro el valiente soldado,
el que no conocía el miedo en los combates
se sintió derrotado por el amor.
 
 Lejos arrojo sus flechas
el arco, la lanza, con furia destrozo
ordeno a sus soldados una tumba construir.
 
Lo hicieron tan alto, casi besaba el cielo,
en las frías mañanas
las nubes la cubren con sus velos.
 
En las noches las estrellas la acompañan.
 
Ella estaba sola,
esto lo entristeció,
decidiendo acompañar siempre sus días.
 
Desde entonces Popocatepetl en volcán se convirtió,
vigila el sueño de su amada
lanzando llamaradas
por  Ixtacíhuatl, su princesa adorada