...Me gusta cuando, suavemente, dices:
No!
.Y detengo mis pasos
en el desdén onírico y fraterno
y la ciudad como una
rosa bajo la densa luz del mundo
deja de ser la escena que soñé.
...Me gusta, en fin, mi pesadumbre,
este deseo de irme lejos
y no soñarte en los caminos enervados
con tu falda de tela jean, azul
y una cruz del sur en el bolsillo.
... Una lenta pena desigual. Un morir
en el jardín de lo impensado. Aún me gusta
cómo señalas ese adiós
ese sonido que compacta lo imposible
en cien motivos degenerativos
para llorar, reír
con un punto en la verdad de una palabra insigne.