Nalia

Me Dolía

Me dolía.

Te lo dije.

Me moría un poco cada día

y tú seguías como si yo no estuviera muriendo a tus pies.

 

Hasta que decidí no rogar.

Hasta que el espejo me dijo tu nombre y lloré,

porque no era mío, nunca lo fue.

Solo era una visitante en tu mundo,

una distracción bonita que supo amar demasiado.

 

Y aunque me prometiste no irte,

te fuiste igual,

dejándome en el mismo abismo

donde ya había aprendido a respirar sin tener aire.

 

Pero esta vez, no me ahogué.

Esta vez, me salí del mar

y me abracé y nunca más me volví a soltar.