Con la lengua del alma
ella escribió sus vivencias.
Le vio el rostro al maltrato,
saboreó en amargo silencio
la penas, el odio y el rencor
Al oler la ansiada libertad
obvió las señales;
tropieza con la misma piedra.
Sus secretos más oscuros tachó,
y a los placeres resalta.
Al final escribe una reflexión
“me arrepiento de todo y de nada”.
Garabateó su firma,
y el diario íntimo
a los cuatro vientos lo lanzó.