William Pérez Mederos

Las cosas que no eran mías

Había cosas que no eran mías…  

pero me las puse.  

Como un abrigo ajeno  

que igual te da frío.

 

Dolores que venían con apellido,  

con sangre,  

con cadenas invisibles  

que no escogí.

 

Había gritos que no eran para mí  

pero me atravesaban igual.  

Palabras que nadie dijo  

y yo escuché de todas formas.  

Silencios heredados  

como deudas sin firma.

 

Crecí con preguntas  

que no nacieron en mi cabeza,  

pero se instalaron  

como si fueran huésped  

y dueño.

 

Hubo culpas que no entendí,  

pero igual las cargué.  

Hubo miradas que no tenían nombre  

y aún así  

me hicieron bajar los ojos.

 

No sé en qué momento  

me volví responsable  

de cicatrices que no corté,  

de promesas que otros rompieron,  

de errores que me vistieron  

sin consultarme la talla.

 

Y uno sigue…  

intentando ordenar  

una historia que comenzó sin ti  

y que, sin embargo,  

llevas escrita en la piel.