Eres dolor, compañero
que jamás nos abandona,
que además nos aprisiona
con más fuerza que el acero;
un amigo traicionero
que para nada condona,
una violencia que acciona
la reflexión y el desvelo;
es un desgarro del alma,
negra muerte que se aferra
como insistente obsesión;
interruptor de la calma,
sombra fatua que te aterra
y te rompe el corazón...