Balt0

El vuelo que olvidó soñar

 

Lo vi partir...
un pájaro solo, dejando su bandada, su canto, su hogar.
Se perdió tras un cometa que solo él veía,
allá, entre las estrellas,
con las alas rotas de despedidas.
Porque hay precios que no se cuentan,
y amores que jamás se olvidan.

Aunque el dolor le pesaba en las alas, el pájaro no detuvo su vuelo.
En su pecho, como un eco, vibraban las palabras del abuelo:
—Algún día, te prometo, volveremos a vernos.

Y ahora, entre constelaciones que susurraban su nombre,
sabía que ese día había llegado.

No fue difícil para el pájaro encontrarlo.
Con el alma hecha pedazos, voló hacia él entre lágrimas:
—Querido abuelo, cuánto te he extrañado...
No imaginas todo lo que he sufrido, todo lo que he luchado,
solo para encontrarte, solo para llegar hasta tu abrazo.

Pero el abuelo no logró reconocerlo.
Sus ojos, duros como piedra, apenas temblaron:
—No puedo creer que hayas muerto sin alcanzar tus sueños,
desperdiciando tu tiempo, enterrando tu canto.
Para mí, es imposible que seas mi nieto,
porque mi nieto al volar jamás habría renunciado.

—A mi nieto, cuando la enfermedad me consumía, le prometí que algún día volveríamos a encontrarnos.
No en el cielo, no en la muerte,
sino en cada paso que diera adelante,
en cada sueño que no soltara de su mente.
Y entonces, cuando me buscara en su victoria,
yo iría a abrazarle y le diría:
\"Ahora sí logro recordarte, y juro que jamás voy a olvidarte.\"