En la vida, cada instante,
me asoman pruebas sin cesar,
con un peso que me abruma,
una sombra en mi caminar.
Tengo la espalda hinchada del peso,
de llevar una roca por el sendero,
a veces siento que la fuerza me falta,
pero mi corazón se porta sincero.
A veces en el susurro de la noche
siento mi fuerza desvanecer,
veo al mundo lanzarme su reproche
y siento que mi ser quiere desfallecer.
Débil está mi cuerpo humano,
más mi alma grita y danza,
por cada lágrima que cae,
surge una llama de esperanza.
Así sigo, paso a paso,
entre sombras y claridad,
porque, aunque el camino sea duro,
hay esperanza en la adversidad.
Las pruebas son mis maestras,
sus lecciones, mi verdad,
y aunque a veces desfallezca,
renazco en la cada dificultad.
La vida en cada instante,
es un reto, un despertar,
y aunque el peso me agobie,
nunca dejaré de soñar.