Al no saber lo que quería
sentía mi alma estaba perdida,
y la vida con ironía
sepultaba las esperanzas…
¡Nada me importaba!
las prioridades eran ambiguas,
incurría en los mismos errores
y las amargas experiencias,
me hundían en el abismo
de la incertidumbre.
Así veía pasar los años
y un día cualquiera;
me encontré conmigo misma.