Los tambores retumban,
La orquesta y cornetas,
Empiezan a sonar,
La saeta,
Se hace presente,
Cuando Nuestro señor Jesucristo,
y la Virgen María
Pasan por su puerta,
Y quietos se quedan,
El silencio se hace,
Al canto de la saeta,
Oraciones,
Y rezos,
Por feligreses,
Pase por donde pase,
El Dios y su madre,
Piden y ruegan por nosotros,
El cielo escucha,
Y Dios anota,
Cada ruego y ayuda,
La semana santa,
Es hermosa,
Divina,
Y a muchas personas,
Atrae,
Creyentes,
Y no creyentes,
Beatos y beatas,
Todos concurren en el lugar,
Para ver su santo o santa,
Y pedirle sanación,
O ayuda con perdón,
De la iglesia,
Catedral o Ermita,
Sale la Virgen María,
Mirando al cielo,
Para a su hijo ver,
En otra iglesia,
Sale Jesucristo,
Nuestro señor,
Que, a unirse,
Con su madre va,
En un lugar concreto,
Llega el momento,
El hijo se postra,
Ante su madre,
Y su madre,
Después,
Y poco a poco,
Se separan,
Hasta el próximo año,
Termina la procesión,
Madre e hijo,
A sus respectivas iglesias van,
Después de reunirse,
Y posteriormente despedirse,
Hasta el año siguiente,
La semana santa,
Es un momento,
Que jamás,
Se podrán perder,
Es bello y hermoso,
Y muy religioso.