No puso el cielo castigo a los hombres
y el gozo pecó, sintiéndose airoso
mas bien es sabido que todos conocen,
el peso del mal cargado en sus hombros.
Y arrastran las dudas, pecados vencidos
por ser los cuidados que tanto se esconden,
y el mismo mortal, se torna en divino
cediendo su vida a todos los hombres.
Quedándose el cielo, pequeño en grandeza
se puso a llorar tronando en lamento,
que no existe mal, pecado ni precio
que asuma pagar tan dura condena.
Y tiemblan las piedras, los ríos.. cedieron
de ver la dureza de tan vil castigo
que no hubieron piernas ni brazos vencidos,
capaz de igualar a tanta obediencia.
Exhalan los vientos cual torre en Babel
quedándose mudos, de tanta injusticia
callando las voces que aclaman y gritan
rugiendo mordida, la carne después.
De pago de culpas, castigos.. mentiras
de tan espantosa y absurda condena,
se cede la vida clavada en madera
del hijo de Dios, por causa divina.