A cualquier hora se la puede ver
con el silbato colgado del cuello,
barriendo el bulevar y cuidando
el jardín en C/ Joaquina Eguaras.
El cigarrillo en los labios,
la escoba entre las manos
buscando vigor de la nada.
Rostro inquieto, castigado por el sol.
La espalda por el dolor, encorvada.
Su carrito de dos ruedas lleva su hogar,
La primavera pasó sin flor, para Teresa.
Mientras quita el polvo a las acacias
y le saca brillo a las hojas; una a una.
De su garganta desgarrada
Brota la breve canción de cuna,
Cantada ayer, hoy casi olvidada.
💔