gaspar jover polo

¡QUÉ EXTRAÑO!

¡QUÉ EXTRAÑO!

 

Llega un momento,

llega una secuencia en que la lógica cinematográfica se tambalea,

el cómodo tránsito por el film judicial,

la película se tambalea pues no tienen sentido

los fotogramas, se despliega como una aparición fantasmagórica.

Aparece en una secuencia al aire libre la escultura

de un cerdo delante de una silla plegable

en un patio de suburbio norteamericano,

sobre el piso de tierra cubierto

por las hojas caídas, ¡qué extraño!

en la ciudad de Menphis.

El cerdo aparece sentado delante de la silla

como si estuviera protegiendo al dueño,

pero la silla está vacía y no se trata

de la escultura de un perro guardián.

Y aunque el resto

de la película resulte muy entretenido,

por un momento te alejas

de la verisimilitud de las interpretaciones,

te desvinculas de todas las pesquisas,

te alejas sin querer del elaborado argumento judicial.

 

 

Gaspar Jover Polo