Te miras tu apariencia
y ves lo que quieres ver:
la piel intacta,
la sonrisa medida,
el tiempo detenido.
Pero yo,
que estoy del otro lado,
veo más.
Veo las grietas del alma
que el maquillaje no cubre.
Veo la culpa disfrazada de orgullo,
las promesas rotas
escondidas en los ojos.
Sigues huyendo del ayer,
como si el pasado no dejara sombra.
Pero todo lo que niegas,
te habita.
Y llegará el día
en que el reflejo ya no aguante mas mentiras,
y te devuelva a lo que siempre fuiste
que tanto temiste ver.
Ese que no envejeció por fuera,
pero que el tiempo
Lo deteriora en silencio.