Me persigue una mariposa
sin veneno.
Sus alillas blancas
azotan el aire
y refresca...
La paz se divierte buscándome
y yo quiero que me toque.
Por eso, quieto, la observo
en un presente sin pensamientos.
Es lo que veo,
la verdad me busca.
Quiere que no pierda
el instante de libertad
de no creerme lo que no veo,
esas ilusiones que roban
lo paz que balancea
en una realidad inspirada
sin recuerdos.
Y fluye, fluye...
como los aleteos de polluelos
que ya han nacido en primavera.
Arrasan sus gritos
luciendo lo que quizá...
tiene sentido.
Busco escapar del martirio
de lo banal de la herida abierta
que no para de brotar.
En estos tiempos primaverales
recuerdo muchos males,
un martirio sin sentido,
hipocresía de tales y cuales
matan este estar vivo
y solo queda implorar clemencia
a los ojos que miran desde el cielo.