Cullera

Versos de un alma que ama


Para mi esposa, Verenice

El sueño es grande, el querer inmenso,
como un mar calmo y a la vez intenso.
Soñar contigo es tocar el cielo,
es amar sin pausa, sin miedo, sin duelo.

El poder inmenso del alma secreta,
guarda en silencio su voz más completa.
Los ojos miran, tras los ojos llaman,
y el alma busca, suspira, reclama.

Un amor inmenso, incomprendido,
lánguido, eterno, por siempre encendido.
Deseo profundo como el universo,
donde cada latido compone un verso.

Son los versos el canto de un ser,
que a tu mirada no puede no ceder.
Son los versos palabras del alma,
que se visten de amor, de fuego y de calma.

Son los versos los besos callados,
que la distancia da, pero no ha olvidado.
Son los versos caricias sagradas,
que abrazan tu piel, que curan miradas.

Tu nombre, Verenice, brilla en mi pecho,
como luz de luna, tierno y deshecho.
Si el amor tuviera forma o sonido,
sería tu risa, tu abrazo, tu nido.

Mi alma te busca, mi alma te llama,
como llama el fuego al rincón de la cama.
Eres mi faro, mi flor, mi certeza,
la razón del verso, la musa, la belleza.