Esa luz en tu mirada,
como un suspiro encendido,
del fuego tierno y querido,
en mi alma queda abrazada.
Tu pasión nunca es negada,
sobre mi noche encendida,
ya nada en mi es una herida.
Se me apagan las tristezas,
y en tus ojos las promesas
brillan como luz de vida.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos reservados / abril 2025.