Camino despacio, paso seguro,
casi valiente, un tanto inconsciente.
Ojos entreabiertos,
la mirada perdida,
mi cesta vacía ,
me quedo el enojo, finjo las risas,
me invaden ideas ajenas,
divago entre sombras.
Repaso mis días al borde de mi cama
con una lanza clavada en mis penas,
con la panza vacante y el deseo extinto.
Como el mar que con todo arrasa,
me hundes y te lo llevas todo
lo reclamas tuyo.
Muestras tu rostro fino en el día
y te repliegas con la marea por las noches.
Me atrapas con tu misterio
y me hundo en tus pensamientos,
casi infinitos,
algo malditos,
estas llena de magia y hechizos,
me enredas en tus mitos
y en tu mar eterno habito.