He vuelto a visitar aquel lugar
buscando mi consuelo entre tus cosas;
lloró triste mi risa al comprobar
tan solo la presencia de dos rosas.
Dos rosas que conservan tu fragancia
y al ser parte de ti no se marchitan;
dos rosas que iluminan esa estancia
y al verlas..., los sentidos se me agitan.
Sus pétalos cobijan con apego
dos perlas que brotaron de mis ojos,
y en ellos he tatuado, casi a fuego,
un beso con mis dulces labios rojos.
Se agrietan mis recuerdos por el frío
que inunda tu rincón..., hoy tan vacío.