Mi autonomía en tu soberanía!
Amor,
fue en diciembre,
cuando mi febril
y anhelante furor,
llegó a ti,
cual perfume
en tu frenesí.
Aromas tenues
de deseos ardientes,
en floridos jardines
de ternezas
e hitos sublimes.
El Cigala presente
con su corazón loco,
le cantaba a la noche,
la hacía floreciente
de ósculos y novios,
felices y sonrientes.
El anochecer proseguía,
la música también.
Nos arrebozaban
y estremecían
con sus letras
y líricas melodías.
Horas idílicas
transcurríany enaltecian
el candor de los dos.
Viviamos la alegría
y el sensual sueño,
amándonos sin control.
Era la fusión total
que nos hacía flotar
en el cosmo
de la lujuria tropical,
en la querencia
del rocío fugaz.
Evoco la nocturnal
y apasionada entrega,
en la madrugada
de aquella vetusta posada.
Allí, ilusionados,
le dimos libertad
a la majestad,
el creciente amor,
dando mutua felicidad.
Fue un nuevo día
cuando fuiste mía,
y solo sabemos
que al despertar,
éramos poesía.
Lo sabes amor!
Como olvidar
aquella osadía
en la que vertí
mi autonomía
en tu soberanía.
Que emancipador
vuelo, amada mía,
el tiempo
en que tu lozania
fue pintada
en instantes
líricos,
con brochas tuyas
y mías
en la pasión desmedida.
En esa circunstancia
se hizo inevitable brindar
en el paradisíaco lugar
por la flor primaveral.
Aquella decembrina
coexistencia nocturnal,
desnudó el tramo espacial
en donde al amar,
el sensual bolero,
sus matices y tonos,
en su celestial lar,
Dios pudo escuchar.