La tierra de mi Cristo es Israel
también todos los pueblos de la Tierra;
aun las sendas del mar le pertenecen,
y la gloria del rayo en la tormenta.
Todos los corazones salvos aman
los dichos de su boca justiciera.
Es el amo del mar y de sus ondas;
su palabra en el aire señorea.
Solo en mi Cristo está la salvación;
por medio de él veremos al Señor.
Toda la Tierra alabará la edad
de la soberanía de su amor.