Entre tanta superficialidad,
la gente se viste de gente,
donde la imagen cotiza alto,
más que un diamante bien tallado.
Así que ahí iba yo, con mis vestiduras de tinte extravagante,
las uñas mal pintadas
y una actitud de cuadro mal pintado.
\"Mira a esa loca\"
decían ellos con su traje de cuerdo bien planchado,
con su cordura según ellos, bien puesta
y seguí, con mi traje de fiesta sin fiesta,
que no era más que mi piel sin envoltura.