FIDEL HERNANDEZ

Pirineos

“Altos roquedos peinan nubes blancas

 en el paisaje pirenaico de mis sueños.”

(F.H.J.)

 

Peina el cielo su cabello

con este megalítico peine

al que llamamos Pirineos.

Ciclópeo peine para esas nubes

que a ti se acercan.

Incontables emes de la mano,

mayúsculas emes asidas entre ellas;

uves asidas con cariño a enes

formando curiosos versos

en su virginal suelo

donde la omnipresente agua

pone el ritmo necesario

bien vestida con su túnica blanca

bien resuelta en líquido espejo

impregnando las letras,

corriendo por sus venas.

 

Lagos que rompen en aguas,

manantiales que alegres bajan cantando

en cascadas y torrentes;

arroyos, aprendices de ríos,

niños juguetones

con el sueño de la mar

ya dentro de su alma,

se dejan deslizar alegremente

jugando con todos los cantos,

acariciando a chopos y álamos

y abrevando a los animales

que a ellos acuden…

 

Senderos serpenteantes

suben las laderas

hasta un cielo añil

entre bosques de abetos y abedules

en un paraíso sin fin.

Todos los tonos del verde

en sinfonía perfecta

se derraman por sus laderas

con el contrapunto armónico

de prendidos arco iris

en multicolores flores

jugando todas a corro

en los frescos pastizales;

mientras la inmaculada edelweiss

las observa escondida

desde majestuosos roquedales.

 

M, V, N y W,

letras que dibujan

-¡oh, cordillera!-

tu singular belleza

y en las que en sus vértices de cuna,

envueltos en pizarras y piedras

duermen unas combativas gentes…

 

Ciclópea hermosura que quiso Dios crear

en esta singular tierra

para juntar España y Francia

en un paisaje sin igual;

granítica cadena con eslabones

de una belleza sin  par

para también dos mares unir:

el Mediterráneo de mis amores

con el Cantábrico donde nací.