joaquin Méndez

Me aprietas. Fuerte muy fuerte,

Me aprietas.  Fuerte muy fuerte,

 

Hoy… quiero decirte: venezolana bonita, con cara de rosa fina, eres mi norte y mi sur, eres mi noche y mi día.

Eres mi bella poetisa, y haces que mi  corazón, valla, mucho, más, de prisa. Con ojos que a mí me embrujan, me fascina tu sonrisa, porque  pienso que es más bella, que las flores y la brisa

Se posan,  las mariposas en tus labios de amapolas. Pero yo voy,  y las ahuyento, con la fuerza de un leopardo.  Me afianzo fuerte a tu cuerpo, y nadie me hace soltarlo.

Cuando acaricio tus senos, como capullos de rosas, siento que hierve mi sangre, y también,  no sé qué cosa.

Luego me besan tus labios, como un volcán encendido, Y cuando toco tu sexo,  es cuando  pierdo el  sentido. Tus susurros me enloquecen, y me dejan sin cordura, cuando introduzco, en tu cuerpo, mí…pasión y mi locura.

Me abrazas, me besas, me acaricias, me chupeteas, me susurras, me dices… te callas, balbuceas, me chillas, te quejas, me muerdes si…me muerdes. Incluso me haces daño, pero yo no digo nada.

Gritas, sonríes, te pones, sería muy seria, metes tu lengua en mi boca, y me mordisqueas. Estas nerviosa... muy, nerviosa. Y de pronto…eso… jadeas, jadeas, jadeas, sigues,  jadeando, gimes.

Me aprietas.  Fuerte muy fuerte, y… te quedas, encogida, engarzada, a mi cuerpo, como una enredadera, a la pare. Me vuelves a mirar, me vuelves a besar, yo, mordisqueo,  tu oreja, tus labios, tu nariz, tus hombros, tus pechos, tu ombligo, tu vientre.

 Bajo…sigo…bajando,  hasta,  llegar a la flor de lirio…morado, sonrosado, abierto como una rosa…meto mi lengua, abaniqueo, como un perro cuando lame un plato.  Luego… lentamente, muy, lentamente, subo…por tu ombligo.  Mientras, otra cosa, de mi cuerpo, va introduciéndose, en tu ardiente,  y húmeda flor, que como una aspiradora,  lo absorbe todo, todo, para dentro, muy dentro.

Cosa,  que hace,  que tú,  arranques,  de nuevo, en una carrera vertiginosa, hasta llegar,  al,  estaxis, más duradero,  que tuviste nunca, acompañándome, a mi  en el, mío.  Para quedarnos quietos muy, quietos, como dormidos, cansados, agotados, desvanecidos, inconscientes, pero abrazados, y unidos, por el amor.

Autor: Joaquín Méndez. 07/11/10. Reservados todos los derechos.