Cuando sangrante mi corazón en mis manos repose,
aún caliente en sus últimos suspiros,
daré gracias al Universo y a la soltura del destino,
pues esos nuevos pálpitos vibrantes e invisibles
han sido siempre el deseo infinito de mis ganas.
Reposar en la calma y en la paz soleada
de la ausencia sin retorno.