LA MAÑANA NOS OFRECIÓ UN NUEVO CURSO DE AGUA
Una mañana, al despertarnos,
se había roto la tubería que venía del pozo,
y un nuevo curso de agua había surgido
cristalino, un arroyo rebelde y rumoroso, y también cantarín,
si cabe así decirlo, que con brío hostigaba por igual
los dos lados de un barranco,
y aquella voz anónima tronaba
en medio del campo árido
y hermoseaba el paisaje como si hubiera emergido
el animal mitológico
que, por debajo de la tierra, anda suelto.
Donde siempre transita un cauce seco,
hondo, cien por cien mediterráneo,
solamente a veces anegado por la tormenta
en verano, lucía entonces, de repente
un reguero alegre y tumultuoso,
y también muy soleado.
Un nuevo hito del agua en su continuo desplazamiento
derecho al mar discurría. Con emoción,
le seguimos los pasos.
Gaspar Jover Polo