La espléndida diva va al diván,
Pues sus angustias ya más no soporta.
Aunque rostro alegre siempre porta,
Lágrimas se acopian en su desván.
Desde allí, bien perplejas, atisban
El acto como de que no importa,
Ya que con fino garbo se comporta.
Ellas se contienen, aunque no se van.
Pero cuando mustia, ahí se recuesta,
Saben que llegó la hora de salir.
Al espejo, ella pide respuesta.
Él dice que algo intenta suplir.
Derrotada, observa la cruel cuesta,
Porque sus penas no puede abolir.
Ryan Pires ___✍🏽©