NICOLAS CHAILE

Amarla

La nube rabiosa y corpulenta

parece estar yéndose hacia el noreste

las hormigas que anoche trepaban mis pies

siguiendo sin sobresaltos su camino

ya no están.

 Quedan pocas cosas en las calles

los engordados árboles  permanecen inmóviles

mientras las últimas gotas

se descuelgan y se revientan en la arena.

Que tendrá que ver este paisaje rotundo de la noche

con sus piernas y con su ombligo?

también acuden a mi memoria sus orejas blancas

tapadas casi siempre

por dos porciones bien medidas de su cabello,

resuenan algunos truenos esporádicos

y trato de sintonizar las voces de los grillos

con el chasquido de la lluvia que parece marchar muy lejos

¿qué tendrá que ver ella

con las transformaciones que sufre mi tiempo a lo largo del día?

¿hará ella mas largas mis noches,

mas espectaculares y melancólicos los crepúsculos?

no lo se.

Se poco menos de ella que de lo que se de la vida

y sin embargo no estoy dispuesto a abandonarlas a ninguna.

Se moverá sosegada en su cama

con un short, sus lunares brillando en el cuarto,

su piel no distinguirá entre el frió o el calor,

pero se tapara por las dudas

buscando tal vez, algún antiguo regocijo,

y finalmente

aspirara el ultimo conciente aire

que refrescara sus sueños ya dormida,

tal vez antes me recuerde besándola

buscando entre sus dedos

lugar para los míos,

tal vez recuerde mi rostro penumbroso

entre los marcos de sus manos.

O tal vez  sienta desgano

y desee solo reencontrarse con el sol del otro día.

Los chirridos del techo me dicen

que nuevamente esta lloviendo

un sapito cruza saltando entre la lluvia

quisiera enviar desde ahora

en cada retazo de mi pasado un recuerdo de ella.

No logro recordar

cuando fue que tome la decisión de amarla

o si simplemente desperté un día haciéndolo,

Pero no hay nada mas sublime

que amarla cuando ella menos lo imagina.