Salvador Galindo

Luna roja

Roja contemplan a la luna 
cuando no les basta el corazón.
Embriagada y de coronas, 
híbrida con los andaluces salvajes 
que buscan hacer de ella vino, 
solo para cauterizar sus virtudes cobardes 
que oran por remotas promesas.

¿Cuánto has de hincharte de tierra, 
con tal de fingir profundidad, saciedad?
No eres sino una gota de vacío, 
sin tu carísima obra entrañal.

Vete, vete con tus nuevos pies y manos 
que sostienen nuevas faces y nombres.
Vete lavoteando la sangre,
Que no concibe más sentido 
que ser copiosa como un río heracliteo;

Que no concibe más sentido 
que surtir a expensas de la inminente vena roja;
Que no concibe más sentido 
que ser regada pluviosamente sobre lo mineral;
Que no concibe más sentido 
que volverse una bebida, en suma, deliciosa 
para los exegetas del alma,
sangre que hoy, como catarata
suena creciente, suena futura

Tú invocas a Selene con el aliento
absorbiendo el mortal néctar del tiempo, 
y tú eres su máxima consorte, por mi entidad
que desea una satírica copa de infinito 

¡A tu salud! Siempre.

Canterera rubicunda,
¿Cuánto has de hincharte de tierra,
con tal de fingir profundidad, saciedad?
No eres sino una gota de vacío, 
sin tu carísima obra entrañal

Sucedánea de la Madre Luna, 
la cual te hizo efigie de madrugadas,
y a la Luna que debes tu magnitud
¡Presunta! ¡Desnuda! ¡Ataviada! 

Inaugura este nuevo cielo, alma de mi glotis,
y te amaré y juraré enlazarme a lo proteico
Yo, testigo de todos tus molinos anacrónicos 
Yo, testigo de todas tus potencias.

Tú, la que todo lo pares,
ama lo que corre por tus venas, ama a mí 

Roja contemplan a la luna 
cuando no les basta el corazón.

Ahora beberé de la cantera máxima 
que te otorgan tus relieves.
Ama lo que corre por tus venas,
Teme lo que corre por tus venas,
Bebe lo que corre por tus venas,
¡Bebe! ¡Bebe! ¡Salud!