Faeton

Como un bosque en movimiento

A Sara A., con amor y devoción

 

Haciendo guardia desde la colina miré hacia Birnam y me pareció ver que el bosque se ponía en movimiento.
'Macbeth', Shakespeare

 

Cimbreas el abanico de tus ramas sobre mi pecho
aquietando el peso de la brisa
cuando atrapo en mi boca el silencio fértil de tus besos,
y nuestra saliva es la savia que verdea el ocre de las hojas
que bailan su último otoño
en la diáspora de un remolino de viento.

 

Me crecen raíces en las yemas de los dedos
cuando quiero tocarte y tú estás lejos,
y de pronto me vuelvo hiedra y me enredo en tus pechos
tapando trepando tu desnudez,
desnudándote por dentro,
enraizándome en tu cuerpo
hasta fundirme con tu sangre
y con tus huesos.

 

Cuando nos abrazamos
somos como dos árboles que se retuercen
de placer y de dolor
y se anudan
enhiestos
compartiendo sus raíces
y elevando sus copas al cielo
como una plegaria
–íntimamente enlazados;
tú, con mi tronco de roble; yo, con tu fronda de tilo–
;
somos como Baucis y Filemón,
eternamente unidos,
como dos árboles que despegan sus pies del suelo
para hundirse juntos en la tierra,
como un bosque en movimiento.

 

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.