Vito_Angeli

Un roto para una descocida

El   daba   pasos   perdidos  de  caminante  desorientado,

 la  dama  lo tomó  del  brazo  como guía  experimentada.

Se complementaban  mientras  salían de forma pausada.

 Noche para recordar, pero lo mejor, aún no había pasado.

 

Embriagados de alegría explotaron risas de sus labiales

indicando el  alcohol  al  punto  máximo  había  llegado.

La luna estaba ocupada y el firmamento medio nublado

estrellas brillaban resguardando sus rastros angelicales.

 

Justo  al  arribar  a  destino  un ruido estrepitoso resonó.

Una  erupción  había  despertado  de  la  boca masculina.

El  interior  del  Don   Juan  nuevas  carcajadas  motivó.

Ella cantaba  música  de  amor  subiendo  la  adrenalina.

 

 Esa melodía romántica la  había  desatado completamente.

Sin que  nadie  los  viera, con  la  complicidad  vehemente

del silencio cuidándolos cerca, abrazó a su Romeo mareado

 creando un  baile adornado  de hipos y ruidos balbuceados.

 

El catador  novel   parte  de  su  conciencia  supo  recuperar

 ya que la inconciencia acabó regurgitada en el camino hecho.

Su mirada viajera  por  el whisky  aún renuente sin mermar

señalaba  las curvas febriles que  lo pretendían  en  su lecho.

 

Cuando entraron a  la casa , casi fulminado en  el sofá cayó

mientras la  dueña , beneficiada por eso, de ropa se cambió.

Típica indecisión de  mujer ,  no sabía  cual lencería vestir.

Portaligas?  Roja o  negra? Apurada, se  decidió por elegir.  

 

Mudada en vedette para su desfile erótico, hizo su aparición

pero el espectador vip continuaba sumido en abismal sueño.

Atónita  fue  a  preparar  café  para terminar la hibernación

del oso aletargado que  perdía semejante fémina de ensueño.

 

Caída  abrupta  al  suelo improvisó un despertador tardío.

Estando ausente la voz de ella, su cuerpo sintió escalofrío.

Buscando por  toda  la  casa no sabía  donde  podría estar,

terminando en el techo como  última esperanza de lograr.

 

La sombra de una silueta inocente se dibujaba sumisamente

bajo el testimonio  de la luna brillante como brújula celosa,

la cual indicaba de forma incorruptible la ubicación silente 

 del rostro de  la  joven dama que  se  mostraba  penumbrosa.

 

Se sentó junto  a ella sin ninguna palabra  por mencionar

pues cada vez que la miraba, lagrimas empezaban a rodar

sabía de la  pena  ardiente que flechaba su pecho con dolor

 porque  él también había conocido la tristeza del  desamor.

 

No aguantaba mas  verla como el  deterioro la carcomió.

Volcándose  en  una apuesta  interesada por ese corazón,

asumió el  temple  de  galán  de  telenovela con vocación,

la acunó en sus brazos, ojos cerrados y un beso le entregó.

 

Exclamaciones pasionales y gestos de liberación espiritual

consagraron  justicia  merecida , porque  tantos  flechazos

de  Cupido  son  gastados  como  intentos de falsos  pasos,

pudiendo  esas almas revivir  la dicha de un amor eternal.

 

Vito Angeli