Julio Cortazar

Cambio de piel

a lo lejos miro tu cabello como ola infinita de deseo

que transcurre como reloj va callendo lentamente

y amortigua las caídas de dolor y agonía.

Un dolor de ironía, la agonía del desvelo.

 

Quedamos frente a frente  aún escuchando el silencio

y los ecos que aún retumban son pecados anteriores.

Bailan encima de nosotros como pequeños demonios,

placeres divinos  que humedecen nuestros labios.

 

No puedo olvidar como emepezó todo esto

que es lo erótico frente a tu cuerpo desnudo

rodeado de ángeles  que te concedieron alas

que he profanado al bajar tu guardia.

 

La luz se apaga, nuestros deseos perduran,

los brazos cansados, las bocas vencidas,

tus piernas rendidas en mis manos contagiosas

de tanto amar aquella vez que fuiste mía.