Es caja de saberes infinitos, 
faro de luz en tiempo y lejanía; 
guarda en su centro mundos tan distintos, 
ideas que navegan noche y día.
De cifras y de códigos se viste, 
en su lógica fría y fiel me encuentro; 
su red de pensamientos siempre insiste 
en abrir horizontes desde dentro.
Con solo un clic despierta mil paisajes, 
espejo de memorias y de sueños, 
traza rutas de historias y mensajes, 
igual palabras sin tiempo ni dueños.
Mas detrás de su brillo inquebrantable, 
habita una quietud que desconcierta; 
computadora, máquina incansable, 
guardián de soledad y puerta abierta.
Justo Aldú
Panameño
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