Que otros hablen de amor, poesía y tormento,
yo rindo tributo al queso opulento.
Con vino helado mi copa relleno,
y con cada sorbo, me olvido de tormentas y trueno.
Mientras otros sueñan con gloria infinita,
yo busco mi vianda perfecta y exquisita.
Ni dramas del alma ni historias lejanas,
solo un buen gouda y noches livianas.
Hay quien persigue pasión delirante,
yo prefiero el gruyère en mi boca flotante.
Que los héroes sufran su guerra perdida,
yo con parmesano encuentro la vida.
Y cuando la música empieza a sonar,
todo se vuelve mejor de brindar.
Tu risa presente es el toque final,
queso, vino y tú: trío celestial.
Así es como el arte se vuelve verdad,
sin tanta mentira ni falsa bondad.
Contigo en la mesa, mi alma se extiende,
y el vino y el queso mejor lo comprenden.