Salva Carrion

En la fría y yerma noche de invierno

 

 

En la fría y yerma noche de invierno,

un hada torpe se cayó en la nieve;

altanera ella, maldijo al infierno,

quedó algo coja, un desecho en relieve.

 

Sus finas alas de luz se fundían

de tristeza, agotada y sin aliento;

con la cellisca sus ojos ardían;

su rol de ninfa ensombrecía el cuento.

 

El bosque se llenaba de miseria,

con cada patinazo que ella daba;

la fronda casi al borde de la histeria

maldecía a esa hada que torpe andaba.

 

Fue en una noche de fatal insomnio,

cuando el hada y la nieve se retaron

con escobazos en un manicomio:

¡por los poemas cursis, protestaron,

de tantos poetastros del meconio!.

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